Desde el inicio hemos apostado por una agrología natural, basada en la minuciosa observación y tratamiento de los factores que influyen en nuestra tierra y su hábitat, madre de la agricultura ecológica.
Esto se basa en dar continuidad a las formas familiares del cuidado de la tierra que heredamos de nuestros antepasados dando así prioridad a la vía natural, manteniendo los varietales minoritarios autóctonos, como la Bobal o la Garnacha blanca y haciendo prevalecer la calidad frente a la cantidad.
Nuestras prácticas ambientales en todos nuestros proyectos vinícolas buscan elevar los niveles de biodiversidad y respetar los ciclos naturales. Buscan minimizar el impacto humano en el medio ambiente. Obviamente nuestros cultivos ecológicos son tratados sin abonos ni pesticidas de síntesis química ( fungicidas, insecticidas o herbicidas ).
La cubierta vegetal viva es una de nuestras técnicas de mantenimiento del suelo, dejando crecer la flora naturalmente. Constituye un sistema de cuidado eficaz en la agricultura sostenible, que contribuye a regular la retención y el drenaje del agua, y aumenta la biodiversidad y la proliferación de enemigos naturales de las plagas habituales del viñedo. Asimismo, reduce los riesgos de erosión, mejora la estructura del suelo enriqueciéndolo en materia orgánica y activa la vida microbiana.
Compost: del bajo prensado de nuestras uvas, de aquello que no aprovechamos para elaborar vino de extrema calidad, surge la base de nuestro compost, el cual genera mayor actividad microbiana.
Elegimos caminar por esta vía cuando eso significaba ir contracorriente y en la actualidad intentamos que nuestros proyectos sean ecológicos o que por lo menos de momento sean sostenibles y encaminarlos a que en un futuro próximo sean ecológicos.